Hoy me ha pasado algo que quiero compartir con todos vosotros, para que reflexionemos todos. Estaba en la calle y me he cruzado con una mujer que iba entretenida con el móvil. Llevaba detrás a unos pasos tan sólo, a dos niños de unos seis años.
Cuando yo había avanzado unos doscientos metros y después de doblar una esquina, me encuentro a un niño de cuatro años, completamente desorientado, llorando y diciendo:
-Tita, tita, ?Dónde estás?
Después de mirar por los alrededores y no ver a nadie, me doy cuenta que la tita debe ser la mujer que iba con otros niños, y entonces he pronunciado la terrible frase que me ha hecho estremecer:
-Ven conmigo, yo sé dónde está tu tía.
Y el niño me ha dado la mano y se ha venido conmigo. Tan inocente, tan confiado, tan fácil.
La mujer ni se había percatado del extravío del niño, y yo sólo pensaba en lo fácil que es llevarse a un niño.
Por favor, si vamos con niños, olvidemos el móvil, no es tan importante, seguro. Hoy he sido yo, pero mañana puede ser cualquiera quien le de la mano a ese niño y se lo lleve, tranquilamente, en otra dirección.
